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La capsulitis adhesiva, conocida comúnmente como "hombro congelado", es una afección caracterizada por rigidez, dolor y limitación de la amplitud de movimiento del hombro. Se produce cuando el tejido conjuntivo que rodea la articulación del hombro, denominado cápsula articular, se engrosa y se tensa, restringiendo el movimiento. El resultado es una disminución gradual de la movilidad del hombro junto con un dolor de moderado a intenso, que a menudo dificulta las tareas cotidianas.
El hombro congelado suele evolucionar en tres fases distintas:
La causa exacta del hombro congelado no se conoce del todo, pero hay varios factores que aumentan el riesgo:
- Inactividad: Inmovilización prolongada del hombro tras una lesión, intervención quirúrgica o debido a otra afección.
- Enfermedades sistémicas: Afecciones como la diabetes, los trastornos tiroideos (hipotiroidismo o hipertiroidismo), la enfermedad de Parkinson o las enfermedades cardiovasculares aumentan el riesgo.
- Edad y sexo: Es más frecuente en personas de entre 40 y 60 años, y afecta más a las mujeres.
- Traumatismo o cirugía: Un traumatismo o una intervención quirúrgica previos en el hombro pueden desencadenar la aparición del hombro congelado.
- Aparición gradual del dolor: El dolor suele ser sordo o molesto, localizado en la parte externa del hombro o en la parte superior del brazo.
- Pérdida de movimiento del hombro: Dificultad para alcanzar por encima de la cabeza, por detrás de la espalda o para realizar movimientos de rotación.
- Rigidez: Amplitud de movimiento limitada, tanto de forma activa (cuando mueve el brazo usted mismo) como pasiva (cuando otra persona le mueve el brazo).
- Historial del paciente: Descripción de los síntomas y del patrón de progresión.
- Examen físico: Prueba de la amplitud de movimiento del hombro y comprobación del dolor durante el movimiento.
- Imágenes: Las radiografías pueden descartar otras afecciones como la artritis, mientras que la resonancia magnética o la ecografía pueden mostrar engrosamiento de la cápsula articular o inflamación.
El objetivo del tratamiento es aliviar el dolor y restablecer la movilidad del hombro. Las opciones incluyen:
- Fisioterapia: Un programa estructurado de ejercicios para estirar y fortalecer el hombro, mejorando la movilidad.
- Medicamentos: AINE (como el ibuprofeno) o analgésicos para reducir las molestias.
- Inyecciones de esteroides: Las inyecciones de corticosteroides en la articulación pueden reducir la inflamación y el dolor, especialmente en la fase inicial.
- Hidrodilatación: Inyección de líquido estéril en la articulación para estirar la cápsula y mejorar la movilidad.
- Manipulación bajo anestesia (MUA): El hombro se mueve y estira mientras el paciente está anestesiado para romper el tejido cicatricial.
- Liberación capsular artroscópica: Cirugía mínimamente invasiva para cortar y liberar porciones tensas de la cápsula articular.
El hombro congelado suele ser autolimitado, y la mayoría de los pacientes se recuperan con tiempo y un tratamiento adecuado. Sin embargo, la recuperación total puede tardar de varios meses a años. La intervención precoz, incluida la fisioterapia, puede ayudar a acelerar el proceso y mejorar los resultados. Si el tratamiento no quirúrgico ha sido eficaz durante un periodo de 6 meses,
Mantenga el hombro móvil: Los estiramientos suaves y los ejercicios de amplitud de movimiento después de una lesión o intervención quirúrgica pueden prevenir el hombro congelado.
- Controlar los factores de riesgo: El control de enfermedades subyacentes como la diabetes puede reducir la probabilidad de desarrollar hombro congelado.
- Evitar la inmovilidad prolongada: Limite los periodos de inactividad del hombro siempre que sea posible.
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